El Síndrome Premenstrual (SPM) es un trastorno recurrente que se presenta en la fase lútea del ciclo menstrual. Se caracteriza por cambios físicos, psicológicos y conductuales cuya severidad resulta en el deterioro de relaciones interpersonales y otras actividades normales. La forma severa del SPM se conoce como Trastorno Disfórico Premenstrual (TDPM). Sin embargo, es importante destacar que, independientemente de si se presenta la forma leve o grave, el SPM no es una condición normal.
EL SPM se produce debido a una deficiencia de progesterona. La caída en los niveles de esta hormona tiene dos consecuencias importantes: primero, a nivel del Sistema Nervioso Central, se produce la deficiencia de ciertos neurotransmisores, incluidos dopamina y serotonina; y segundo, a nivel sistémico se produce una disrupción en el balance progesterona-estrógeno, lo que resulta en dominancia estrogénica.
El diagnóstico del SPM es totalmente clínico, pero puede apoyarse de un estudio hormonal para determinar los niveles de progesterona. Si sospecha que su paciente presenta SPM, el primer paso es descartar que la paciente presente algún otro trastorno que pueda estar generando estos síntomas. Después, se debe asociar conjuntos de síntomas a la fase lútea (la última fase del ciclo menstrual) e identificar que estos síntomas desaparezcan espontáneamente al iniciar la menstruación. A nivel físico, los síntomas incluyen piernas pesadas, aumento de peso, hinchazón abdominal, dolor de mamas, dolor de cabeza, dolor de mamas, dolor de cabeza, dolor muscular y articular, fatiga, náusea, insomnio. Entre los síntomas psicológicos se encuentran ansiedad, aislamiento social, irritabilidad, depresión, enfado y cambios de humor.
Dado que la etiología del SPM es la deficiencia de progesterona, el pilar del tratamiento será progesterona, la cual permitirá corregir tanto la dominancia estrogénica como los niveles de dopamina, serotonina y otros neurotransmisores. Como coadyuvantes se pueden utilizar antidepresivos, terapia conductivo conductual, ejercicio, dieta, entre otros. Sin embargo, para lograr el éxito terapéutico no debe faltar esta hormona, ya que es lo que va a corregir el problema desde la raíz.
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